Antípodas de la Violencia

Imagen: Lola Sánchez en Irreverendos

Cuando era niña me divertía pensar que cuando yo me levantaba tempranito para ir a la escuela, del otro lado del mundo, los niños chinos se estaban durmiendo. Era insólito cuando pensaba que si todos los mexicanos brincábamos al mismo tiempo habría un pequeño temblor en China. Con los años supe que ese lugar lejano, diametralmente opuesto a mi país, en geografía, se llama antípoda y también supe que los habitantes de por allá son los antípodas de los habitantes de por acá (también supe que la antípoda de México no es China, en realidad es un lugar en el Océano Índico pero como eso me decepcionó preferí pasarlo por alto).

Hoy hablo de las antípodas porque muchos años después he vuelto a encontrarme con este término en un documento preparado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que se llama "Antípodas de la Violencia"1 y el cual espero pronto caiga en mis manos pues mi expectativa es grande.

Supongo que con el ejemplo de China les queda un poco más claro qué son las antípodas y se imaginarán hacia donde va el documento que lleva como subtítulo "Desafíos de cultura ciudadana para la crisis de (in)seguridad en América Latina". Sin duda una reflexión necesaria, apremiante y urgente en nuestra dolida y sangrante parte del continente.

El libro editado este año (2012) por el BID reúne los diagnósticos, encuestas, entrevistas y análisis elaborados en seis países y ocho ciudades latinoamericanas: Bogotá, Medellín, La Paz, México, Monterrey, Caracas, Belo Horizonte y Quito.

El estudio orquestado por el BID ha encontrado algo que si bien no me sorprende sí me pone a pensar que tal vez no todo está perdido (pensamiento muy recurrente últimamente entre los ciudadanos de países sumergidos en la violencia): en las ciudades analizadas, la violencia interpersonal derivada de riñas, venganzas, y delitos sexuales suele ser un causal de las muertes registradas mucho mayor de lo que se cree; es decir,  estos motivos son más frecuentes que la violencia causada por factores sociopolíticos, y que los homicidios por asaltos y robos.

¿Qué quiere decir esto? Pues vaya, que la cultura ciudadana es tal que la violencia es parte de la rutina y que se acepta en muchos sectores como una salida a los conflictos familiares, amorosos, vecinales o de negocios. El machismo, el racismo, la homofobia son el móvil de muchos más crímenes de los que nos imaginamos.

Si bien estas nunca serán noticias buenas me parece que pueden ser alentadoras pues resolver la maraña que significa el crimen organizado o la inseguridad por pobreza es probablemente más complejo que incidir en la cultura ciudadana, el libro del BID concluye: la cultura ciudadana puede ser la receta secreta para combatir la violencia.

Bogotá trabaja desde hace casi dos décadas bajo esta perspectiva para mejorar la seguridad en la ciudad; ellos partieron de una simple premisa: en su sociedad había un evidente divorcio entre la ley, la moral y la cultura y en ese espacio vacío que se creó pudo anidar la violencia. La ciudad no se dio a la tarea de disolver de una buena vez el tortuoso vínculo a través de la represión, la militarización o la violación de derechos humanos; el objetivo era, por el contrario, reconciliar a las partes y lograr armonía entre ellas basándose en cuatro pilares fundamentales:
  1. Lograr un mayor cumplimiento de las normas de convivencia.
  2. Dotar a algunos ciudadanos de una mayor capacidad para llevar a otros a cumplir las normas pacíficamente.
  3. Mejorar la capacidad para concertar acuerdosy dar solución pacífica a los conflictos entre ciudadanos.
  4. Mejorar la capacidad de comunicación de los ciudadanos (expresión, interpretación) por medio del arte, actividades culturales, la recreación y el deporte.
Durante tres años y usando 130 millones de dólares en una primera etapa la ciudad se concentró en su plan de cultura ciudadana. Se hizo de todo, desde trabajar en el respeto de los cruces peatonales y en la moderación en el consumo de alcohol hasta en el desarme voluntario y la prohibición de pólvora. Se organizaron jornadas de "vacunación contra la violencia" donde los asistentes tenían la oportunidad de tener una terapia breve que les permitiera descargar su ira, procesar su dolor y transformar esa energía en algo positivo. Se trabajó también en la solución de conflictos laborales mediante el diálogo sin llegar a acciones de chantaje, de paros que afecten a la sociedad o de salidas violentas; se llenaron los espacios públicos de manifestaciones culturales de todo tipo y se concentraron esfuerzos en campañas de agua para evitar disputas por este recurso. 

Las muertes violentas disminuyeron y en muchos barrios se comenzó a respirar un aire mucho más pacífico. Esta movida iniciada por el matemático, filósofo y entonces alcalde de Bogotá Antanas Mockus (hoy coordinando el libro del BID) ha evolucionado y sigue vigente, en otras etapas y abordando la cultura ciudadana desde diferentes perspectivas. Muchos dirán que Bogotá sigue siendo violenta pero muchos han reconocido desde dentro y desde fuera el avance notable en la ciudad; en el último año la tasa de homicidios descendió una vez más, esta vez lo hizo un  9%; sin duda queda mucho por hacer pero el primer paso, que es el reconocimiento de tener que modificar la cultura ciudadana ya está dado.

Haciendo esfuerzos macro o nada más pequeños cambios en los barrios, la cultura sin duda es una efectiva respuesta a la violencia. Ojalá el libro del BID llegue no sólo a manos de los ciudadanos que como yo estamos ansiosos por leerlo, ojalá llegue también a manos de los gobernantes y tomadores de decisiones que tienen mucha mayor fuerza para encontrar las antípodas de la violencia.


1. Mockus, A., Murrain, H. y Villa, M. (Coord.), Antípodas de la Violencia. Desafíos de la cultura ciudadana para la crisis de (in)seguridad en América Latina, BID, Washington, 2012 ISBN 978-958-57226-1-3

Comentarios

  1. Guao. Esta es muy buena información, sin duda los problemas son más complejos, como el Bulling. Creo que tienes un buen Blog.
    saludos dios te bendiga.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias por tu comentario Karina! Sin duda, los problemas que derivan en violencia a veces son más complejos de lo que creemos y sí, efectivamente el famoso 'bullying' es un ejemplo de una conducta cada vez más recurrente en escuelas e incluso oficinas que representa violencia verbal y psicológica y la antesala de la violencia física a veces ya sin control.
      Un abrazo!

      Borrar

Publicar un comentario